Susana González, psicóloga de Policlínica Gipuzkoa

Susana González: “En los adultos encontramos una sintomatología más emocional frente a la respuesta conductual que manifiestan los niños”

  • Los especialistas se refieren a él como síndrome porque reúne una serie de síntomas, del mismo modo que una enfermedad, pero no está reconocido por la Organización Mundial de la Salud como enfermedad, ni existe una patología de depresión post-vacacional en los manuales de clasificación internacionales. En la medida de lo posible, comenzar a trabajar de manera gradual; por ejemplo, realizando las tareas más gratas o sencillas, no llevarse trabajo a casa, dormir alrededor de ocho horas, mantener horarios regulares, realizar ejercicio físico, mantener una actitud positiva y aprovechar el tiempo libre. Según un estudio realizado por Randstad, cerca del 57% de los trabajadores reconoce que padece los síntomas del síndrome postvacacional.

“El síndrome o depresión post-vacacional es un proceso completamente normal, que dura unos días hasta que la persona se adecua de nuevo a su ritmo de vida normal”, explica Susana González, psicóloga de Policlínica Gipuzkoa, y añade, “existen personas a las que retomar la rutina se les hace más difícil y puede ocasionar en ellas determinadas alteraciones emocionales y físicas, que responden a una dificultad para retomar la vida diaria”.

Según un estudio realizado por Randstad, cerca del 57% de los trabajadores reconoce que padece los síntomas del síndrome postvacacional. “Nos referimos a él como síndrome porque reúne una serie de síntomas, del mismo modo que una enfermedad, -cuenta la especialista-, pero no está reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como enfermedad ni existe una patología de depresión post-vacacional tipificada en los manuales de clasificación internacionales”.

“Los principales síntomas durante los primeros días, -concreta Susana González-, el interés, la motivación y el rendimiento pueden ser más bajos de lo habitual. Además, el cansancio, la falta de apetito, el insomnio o los dolores musculares pueden surgir con mayor facilidad y el estado de ánimo (mayores niveles de ansiedad, irritabilidad, tristeza…) puede verse afectado en personas a las que les cueste readaptarse a la rutina”.

Sintomatología que variará en función de cada persona y sus circunstancias. “A una persona que encuentre cosas agradables en su trabajo (o en el colegio) como la relación con sus compañeros, el proceso de adaptación le resultara más llevadero, sin embargo, a otra persona a la que no le gusta su trabajo o el trabajo le resulte muy estresante, o a un niño que no se encuentra a gusto en el colegio, por las razones que sean, el estrés que les supondrá la vuelta, les provocará una sintomatología más acusada.

Los niños también sufren síndrome post-vacacional

El síndrome post vacacional no sólo lo sufren los adultos, también afecta a los niños; tras un largo periodo vacacional sin horarios y con más tiempo para la diversión también deben retomar su ritmo de vida habitual (horarios, actividades…) en un corto espacio de tiempo.

En palabras de Susana González, psicóloga de Policlínica Gipuzkoa, “muchos niños retoman el colegio con alegría puesto que vuelven a ver a sus amigos, pero también existen niños a los que esta vuelta a la rutina se les hace más costosa; nerviosismo, alteraciones del sueño, irritabilidad, fatiga, pérdida de apetito, vómitos, diarreas, aparición de molestias corporales…son algunas de las manifestaciones más habituales, -añade la especialista-, en el caso de los adultos, encontramos una sintomatología más emocional. Son los padres quienes deben fomentar los aspectos positivos de “la vuelta al cole” para ayudar a sus hijos a que se adapten y tengan ilusión por recuperar su rutina diaria”.

Es importante recordar que cada persona o cada niño tienen su forma de adaptarse y que no existen unas pautas determinadas a realizar, sin embargo existen consejos que pueden facilitar la vuelta a la rutina. Susana González recomienda a los adultos, “en la medida de lo posible, comenzar a trabajar de manera gradual; por ejemplo, realizando las tareas más gratas o sencillas. No llevarse trabajo a casa, dormir alrededor de ocho horas, mantener horarios regulares, realizar ejercicio físico, mantener una actitud positiva y aprovechar el tiempo libre para realizar actividades, hobbies, salir con amigos, pareja o con la familia”.

En el caso de los niños, la especialista apunta pautas como “planificar y realizar los cambios de forma gradual desde días antes de la vuelta al colegio. Regular las horas de despertar y acostarse de los niños antes del inicio del colegio, establecer rutinas, fomentar los aspectos positivos que supone “la vuelta al cole” y evitar transmitir la idea de que la vuelta a la rutina supone algo negativo, reforzarles o premiarles cuando estén haciendo algo bien, para incrementar la posibilidad de que haga lo mismo la próxima ocasión”.

Respecto a la costumbre de pensar en las próximas vacaciones nada más volver de ellas, en palabras de Susana González, ”es normal que los días que pasamos de vacaciones sean los más esperados. No tener horarios estrictos, poder hacer lo que no se pudo durante el año, salir con amigos, disfrutar con la familia, pareja, conocer lugares nuevos…. Todas ellas son cosas positivas que nos ayudan a `recargar pilas´ para afrontar la rutina del resto del año. Pero no podemos desperdiciar casi un año pensando en el próximo período de vacaciones; muchas de las cosas positivas que nos ocurren, no se sitúan en periodo vacacional”, concluye la psicóloga.