Envejecer sin perder los sentidos

Sala Kutxa. Calle Andía. - Donostia / San Sebastián
22 de Abril de 2015 - 19:30

Entender, prevenir y tratar los cambios normales del oído, el equilibrio, el gusto, el olfato y la voz con el paso de los años

 

El próximo 22 de abril los Dres. Saga y Altuna impartirán una conferencia bajo el título “Envejecer sin perder los sentidos” en el ciclo de las Aulas de Salud de Policlínica Gipuzkoa. En ella nos hablarán de los cambios sensoriales que sufre el cuerpo con el envejecimiento y cómo estos pueden afectar al estilo de vida, incidiendo en las relaciones de la persona con su entorno.

A medida que el cuerpo envejece, cambia la forma en la que los sentidos (gusto, olfato, tacto, vista y oído) pueden aportarnos información acerca del mundo que nos rodea y con el que interactuamos. Dichos sentidos se vuelven menos agudos y pueden aparecer problemas para diferenciar los detalles. “Los cambios sensoriales pueden afectar al estilo de vida. Se pueden tener problemas para comunicarse, disfrutar las actividades y permanecer involucrado con las personas, llegando incluso al aislamiento del individuo”, indican los otorrinolaringólogos Carlos Saga y Xabier Altuna.

Cuando percibimos a través de los sentidos, antes de que se haga consciente de la sensación, se requiere una cierta cantidad de estímulo y llegado al envejecimiento, la cantidad de estimulación necesaria para que la persona se dé cuenta de la sensación, se vuelve mayor.

Todos los sentidos pueden resultar afectados por la edad, pero los doctores centrarán su ponencia en aquellos que afectan a la esfera de la otorrinolaringología: gusto, olfato y finalmente la audición y el equilibrio, que son los que más pueden afectar al día a día de la población de la tercera edad.

El olfato y el gusto juegan un papel importante en la seguridad y el disfrute de la vida, una comida deliciosa por ejemplo, puede mejorar la interacción social y el disfrute de la vida. Si disminuye la parte placentera del comer perdemos el interés, con el consiguiente deterioro de nuestro aporte nutricional. Además, el gusto y el olfato también permiten detectar peligros, como comida descompuesta, gases tóxicos, humo, etc.

La sordera es la tercera enfermedad más frecuente en la 3ª edad y su incidencia aumenta con la edad, afectando entre 40.000 y 50.000 personas en Gipuzkoa. “Las alteraciones de la audición implican una reducción de nuestra capacidad de comunicación, merman nuestra actividad intelectual y nos pueden exponer a riesgos ante la falta de atención a señales acústicas de alarma. La alteración de la comunicación descrita nos aísla y limita nuestras relaciones sociales, perdemos refuerzos emocionales y nos acercamos a la depresión”, afirma el Dr. Altuna.

Otras de las afecciones que aumentan con el paso de los años son el vértigo y las alteraciones del equilibro y “estas suponen un riesgo de caídas que en determinadas edades son sinónimo de fracturas, hospitalización y deterioro drástico de la salud general” apostilla el Dr. Saga.

“Normalmente no podemos elegir el día de nuestra muerte, pero está en nuestra mano decidir cuándo dejamos de vivir de forma plena. Hacer todo lo posible por conservar nuestros sentidos en la mejor de las condiciones posibles aportará calidad a nuestra vida, nos hará más sanos y por supuesto, más felices”, concluyen los otorrinolaringólogos.

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