Postura oker batek, txirrindulariaren beharretara ezegoki moldatua dagoen bizikletak edo jantzi  estuegi batek, lesioak jasateko aukerak handiagotu ditzazkete  
Las más frecuentes suelen ser las lesiones producidas por las caídas,  como las roturas de hombro, costillas y manos, así como las lesiones  producidas por la mala adaptación postural a la bicicleta.
En este sentido, la medicina deportiva y la traumatología tienen un  papel esencial a la hora de incidir en la importancia de los materiales  que el deportista utiliza en la práctica de su deporte. Y es que el  ciclismo es quizás uno de los deportes que mejor ilustra esta necesidad,  por ser precisamente un deporte en el que un instrumento como la bici  constituye el eje del ejercicio.
Los especialistas comprobamos a menudo que la mayoría de los  problemas que se padecen en este ámbito proceden de un error de la  postura respecto al material que se utiliza o del incorrecto diseño de  la bicicleta. Todo ello favorece las tensiones de los músculos y los  ligamentos, aumentando así las probabilidades de lesiones.
Recomendaciones 
Por ello, no está de más tener en cuenta una serie de recomendaciones  que ayudarán a adoptar la postura idónea para los aficionados de la  bici. Como norma general, la rodilla y el centro del pie deben estar  alineados verticalmente.
En cuanto a la regulación del manillar y de la potencia, es  importante que el codo roce ligeramente la rodilla, una vez tengamos las  manos en la parte baja del manillar y colocada una biela paralelamente  al tubo pedalier-dirección.
Por otro lado, el ajuste del sillín debe realizarse apoyándose contra  una pared para manterse en equilibrio sobre la bicicleta y colocar uno  de los pedales en el punto más bajo de su carrera. Seguidamente se  ajusta la altura del sillín de manera que la pierna esté extendida y la  parte anterior del pie se apoya sobre el pedal.
No obstante, además de aplicar estas sencillas recomendaciones, una  de las claves para prevenir cualquier tipo de lesión es conocer las  propias limitaciones de uno mismo a la hora de practicar un deporte tan  instenso como es el ciclismo. Es una de las premisas más básicas en  cualquier deporte pero que, sorprendentemente, se pierde de vista en  innumerables ocasiones, provocando problemas perfectamente prevenibles.
Antes de enfrentarnos a una larga ruta en bicicleta y con el fin de  realizarlo con seguridad, es esencial asimismo conocer nuestro estado  cardiovascular. El ciclismo supone un esfuerzo muy severo del corazón.  Basta con saber que un ciclista profesional en reposo tiene en torno a  20 pulsaciones por minuto y unas 80 en su máximo esfuerzo, mientras que  las pulsaciones de una persona normal, en estado de reposo, rondan los  60. Es por ello que la capacidad cardiovascular del deportista debe ser  previamente estudiada por un especialista.
Algunos falsos mitos 
Son muchos los que insisten en la incompatibilidad de  deportes como el ciclismo y el atletismo, por ejercitar de diferente  manera e intensidad diversos puntos del depotista, entre otras razones.  No obsante, es importante destacar que esta afirmación no es más que una  falacia.
Multidud de jóvenes hoy en día combinan diversos  deportes, sin suponer este hecho una amenaza para su salud. El mejor  ejemplo de ello son quizás aquellos que realizan con asombrosos  resultados y envidiable ímpetu los interminables triatlones donde se  intercalan a la perfección el atletismo, la natación y el ciclismo.
Al  contrario de lo que muchos piensan, esto no hace más que enriquecer el  ejercicio del deportista, fomentando su versatilidad y facilidad de  adaptación a diferentes circunstancias y entornos, con el consiguiente  refuerzo de sus cualidades físicas y de su salud.

