La testosterona en el embarazo marca rasgos del autismo pero no sirve como diagnóstico

Médicos de Gautena que han colaborado en un estudio británico consideran equivocado el debate ético sobre interrupción del embarazo que ha suscitado.

Los niveles de testosterona en el líquido amniótico durante el embarazo marcan rasgos de comportamiento presentes en el autismo aunque no sirven como diagnóstico. Son parte de las conclusiones de un estudio realizado por científicos de la Universidad de Cambridge, a los cuales se ha referido esta semana el diario The Guardian con un enfoque que ha levantado un importante revuelo social. El hallazgo de los investigadores se ha vinculado a un debate ético acerca de la posible interrupción del embarazo, algo que rechazan de plano responsables médicos de la Asociación Gipuzcoana de Autismo, Gautena, que han colaborado en algunos aspectos de la investigación.

El estudio se ha basado en la observación del comportamiento de un total de 235 niños y niñas desde el nacimiento hasta los ocho años. El equipo británico tuvo acceso a los resultados de las pruebas de amniocentesis que habían realizado 950 mujeres entre 1996 y 2001. Una serie de casos se descartaron por distintas cuestiones médicas no relacionadas con el estudio y se mantuvieron en el mismo a 452 familias. A este grupo se le invitó a participar en la investigación. Contestaron afirmativamente 235 y son estos los niños que vienen participando en el estudio, que ha ido aportando, desde su inicio, algunas conclusiones.

Las últimas aportaciones de esta investigación son las que han levantado la polémica. Los científicos han demostrado que existe un vínculo entre los niveles de testosterona en el fluido amniótico y rasgos de comportamiento que aparecen en el autismo. Se trata de aspectos como la falta de sociabilidad, las dificultades verbales o la tendencia a un juego en solitario y de carácter muy repetitivo. Pero los responsables médicos de Gautena, que conocen de cerca la investigación, aclaran un dato básico: ninguno de esos 235 niños tiene autismo.

Valoración equivocada

«En la valoración de este estudio se han equivocado varias cosas», explica el psiquiatra infantil y juvenil Joaquín Fuentes, asesor científico de Gautena. «La investigación ha demostrado que un entorno de mayor testosterona durante el embarazo propicia rasgos de comportamiento vinculados al autismo. Pero en la población general hay mucha gente que tiene características presentes en el autismo y no tiene autismo».

La investigación de la Universidad de Cambridge ha estado dirigida por el psicólogo Simon Baron Cohen, con quien ha colaborado Joaquín Fuentes. La conexión se ha realizado a través de la Fundación Doctor Carlos Elósegui, entidad de Policlínica Gipuzkoa dedicada a la investigación, y en los trabajos han colaborado profesionales de Gautena y de otras asociaciones de autismo del País Vasco. «Baron Cohen es un investigador de autismo muy serio, que lleva mucho tiempo trabajando la hipótesis de que los aspectos hormonales sean un factor desencadenante de este trastorno», explica el psiquiatra.

La interpretación de los resultados de la investigación ha estado equivocada, dice. «Ha habido quien ha pensado que el autismo va a poder detectarse durante el embarazo y que se va a plantear la posibilidad de interrumpirlo cuando se detecte el problema. Y no es así. Es una tontería decir en este momento que si se tiene más testosterona hay más riesgo de tener un niño con autismo».

Todo descubrimiento abre nuevas vías de investigación. «Está bien que sepamos que puede haber una influencia de la testosterona. Que será seguramente porque determinadas personas tienen una dotación genética diferente, que hace que se segregue más hormonas masculinas. Habrá que estudiar estos genes. Quizás pueda decirse que, en un futuro, si descubrimos esa alteración genética, puede haber medicamentos que frenen la expresión de ese gen. Y entonces no se produzca tanta testosterona. Y si una persona ha tenido un hijo con autismo y produce muchas de estas hormonas, en el siguiente, se pueda medicar. No lo sé. Pero en este momento estamos hablando de ciencia ficción».

Contacto ocular pobre

El psiquiatra Ignacio Gallano, director médico de Gautena, matiza también la interpretación que se ha hecho de los hallazgos del equipo de investigación británico. «En el 2001 publicaron algunos datos de su estudio y lo único que veían es que en esos niños había una cierta pobreza en aspectos de contacto ocular, relación social y empatía. Pero nada más».

A su juicio, sí eran comportamientos que llamaron la atención, por lo que la investigación ha continuado. El estudio es consecuencia de investigaciones que realizó en los años ochenta el neurólogo Norman Geschwind. «Estudió cómo la testosterona influía en los chicos en el desarrollo de ciertas áreas del hemisferio derecho del cerebro. Pero no se avanzó más».

Los médicos y científicos más prudentes sí tienen en cuenta que algunos de los aspectos de un trastorno autista pueden tener relación con el aumento de la testosterona. «Pasar de ahí a la posibilidad de hacer una amniocentesis para determinar el nivel de testosterona en el feto me parece una barbaridad».

Fuente: El Diario Vasco