Dopaje y salud

El dopaje y el ciclismo son, desgraciadamente, dos conceptos estrechamente vinculados y una realidad que ha ido tomando fuerza a lo largo de la última década. Han corrido ríos de tinta sobre el dopaje y el ciclismo, aunque no siempre con el rigor necesario, transmitiendo mensajes incompletos y fomentando falsas creencias.

Dr. Enrique Pérez de Ayala, Jefe del Servicio de Medicina Deportiva de Policlínica Gipuzkoa

(Artículo publicado en el periódico DORSAL 1 en noviembre de 2010)

 

A lo largo de las siguientes líneas, quisiera disipar ciertas dudas en torno a este asunto que tanto afecta al mundo del deporte y, de forma especial, al ciclismo.

Como punto de partida, convendría aclarar qué se considera una sustancia dopante. Es toda aquella que produce un aumento artificial del rendimiento y que está comprendida en la lista de sustancias dopantes porque afecta negativamente a la salud y no favorece la igualdad ante una competición.

Si bien este principio básico es algo que todos conocemos, lo cierto es que aún hay quien tiene dudas sobre aquellos productos que apoyan la recuperación tras el ejercicio realizado. En este sentido, es preciso matizar que aunque muchos de ellos no estén dentro de la lista de sustancias dopantes, si se toman, es imprescindible llevar un control médico.

SUSTANCIAS DOPANTES

Las sustancias dopantes más comunes en entrenamiento y competición en el deporte son agentes anabolizantes, estimulantes de la eritropoyesis, (es decir, del aumento de hematocrito y glóbulos rojos, como la EPO y la CERA), gonadotrofinas, insulinas, corticoides, hormona de crecimiento, salbutamol a partir de cierta cantidad, antagonistas y moduladores de hormonas, diuréticos y agentes enmascarantes, dopaje sanguíneo (incluida la sangre propia o de otro origen), así como la mejora artificial de la captación de oxígeno para aumentar su consumo máximo.

También están prohibidos los métodos manipulativos para alterar las muestras tomadas de orina, es decir, las perfusiones intravenosas (salvo si se produce en un medio hospitalario), además de agentes que alteren la expresión genética. Asimismo, están vetados en competición los estimulantes tipo amfetaminas o efedrinas, a partir de dosis terapéutica, narcóticos como la morfina, cannabinoides como la marihuana, así como corticoides por todas las vías de administración, salvo la intraarticular y con informe pertinente que debe ser aprobado por la federación correspondiente.

En otros deportes de precisión como el tiro o el golf, están prohibidos los betabloqueantes ya que disminuyen la frecuencia cardiaca, mientras que sería absurdo usarlos en deportes aeróbicos, ya que se persigue el objetivo contrario.

EFECTOS ADVERSOS

Muchos deportistas (y su entorno) priman el alto rendimiento físico en unas pruebas determinadas, al cuidado de su salud a medio-largo plazo. Por ello es necesario concienciar a todo deportista de la gran repercusión que pueden tener en su bienestar y en su salud las múltiples sustancias existentes en el mercado del dopaje.

Algunos de los efectos adversos más frecuentes de los anabolizantes son la virilización en mujeres, la atrofia genital en hombres y el cáncer de hígado. El uso de la EPO como dopaje provoca un aumento excesivo del hematocrito con tendencia a accidentes tromboembólicos. Por su parte, la insulina fuera del uso terapéutico en la diabetes puede producir hipoglucemias severas con lesiones pancreáticas y cerebrales. Asimismo, los corticoides usados como dopantes producen alteraciones en el tejido conectivo de articulaciones y osteoporosis.

La hormona del crecimiento produce hipertensión y un aumento en la incidencia de tumores. El salbutamol fuera de su uso controlado en asmáticos provoca taquicardia y nerviosismo exagerado. Los diuréticos usados en deportes en los que hay que dar un peso determinado como el judo o el boxeo producen deshidrataciones con pérdidas de sodio y potasio que pueden llevar al coma. Los estimulantes como las anfetaminas inducen a las psicosis tóxicas, convulsiones o arritmias. Los cannabinoides y opiáceos disminuyen la sensación de fatiga y elevan el umbral del dolor, entre otros.

Esta lista de efectos secundarios no es más que un reflejo de la gravedad del uso de estas sustancias. Los efectos de todos estos medicamentos utilizados terapéuticamente y a las dosis ajustadas son beneficiosos para las enfermedades a las que están dirigidas, pero usadas en un organismo en esfuerzo importante y a dosis elevadas, se convierten en un cóctel que, en ocasiones, es muy lesivo e incluso mortal, como estamos viendo en los últimos años.

No obstante, en la mayoría de los deportistas que han hecho uso de sustancias dopantes, es posible la recuperación y retomar una vida normal. Para ello no hay más que realizar un estudio médico a fondo y volver a la normalidad con la colaboración de un equipo multidisciplinar.